Wednesday, December 28, 2011

Las fiestas de fin de año me producen desazón... es como si cada uno de los años que pasan y mientras más pasa el tiempo, más instancias hay para huir y menos para encontrarse con los demás...
Cada uno en su propio mundo, cada uno sin interés por lo que el otro quiere. Nadie escucha a nadie y yo... yo prefiero no discutir porque al fin y al cabo, de nada sirve. A veces pienso que es más fácil cuando uno es niño, es más sencillo cuando no se espera nada, ni se busca nada.
Quiero dormir temprano y despertar en la mañana con la sensación de que las cosas funcionan bien, que la vida avanza por el camino que debe, que las cosas funcionan, pero mientras más pasa el tiempo más tengo la sensación de que nada sirve, ni funciona como debe.
No me gustan las fiestas de fin de año, porque no aportan con ni con la fraternidad ni con los buenos deseos... sirven para puro sacarle escamas a la vida...
Me hartan... y no me molesta decirlo...

Wednesday, December 14, 2011

No tener nada claro produce no solo incertidumbre, sino además un miedo inmenso a defraudar a todos, a no ser suficiente para nadie y más encima generar más problemas de lo que desearía causar.
Cada uno de nuestros actos tienen una consecuencia, cada una de nuestras decisiones nos abren o nos cierran puertas en el futuro cercano. La incapacidad que tenemos a veces de ver cual será la consecuencia de nuestros actos, no medimos, no consideramos, actuamos sin más, por despecho, por desenfreno, por tener una ganas inmensas por sentirse libre, creer que somos capaces de hacer todo, que nada puede vulnerarnos, que tenemos todo bajo control. Pero lo perdemos, porque de pronto no nos acordamos que no somos infalibles, que todo lo que hacemos y lo que no hacemos es parte de todo un gran plan, de toda una inmensa cantidad de hechos y situaciones que se desencadenan y que no hay forma de frenarlos.
Y metemos los pies hasta el fondo, y rogamos a Dios porque nuestras decisiones no afecten nuestro status quo, que no rompan con nuestros planes, que nos permitan seguir desarrollando lo que imaginamos para nuestra vida.
Nos pasamos gran parte de la vida planificando, creyendo que somos amos y señores de nuestros designios y no alcanzamos a darnos cuenta que hay alguien más que maneja todo esto, que hay alguien más que pone señales en el camino y que saltarlas o verlas depende de nosotros. Si te saltas un semáforo en rojo o cruzas por donde no está permitido, corres el riesgo de accidentarte, así tal cual, si no observas las señales, puedes causar un accidente, tanto para ti, como para aquellos que tienes cerca.
La vida está hecha de errores y aciertos, es parte de su naturaleza, pero a veces, los errores que cometes son el inicio del desastre, hay errores que te voltean la vida, te desordenan lo que creías haber ordenado. Y no solo te hacen chocar con una pared gigantesca que crees que te va a aplastar, sino que además sientes que todo lo que creías que funcionaba se desarma...