Tuesday, January 24, 2006

¿Qué me pasó? ¡Dios! Es que realmente me estén pasando cosas que no deberían pasarme, y es que me cuesta demasiado trabajo controlar lo que se me viene a la mente a veces y es que quizá estoy abusando de la confianza, quizá me estoy tomando atribuciones que no me corresponden, quizá estoy creyéndome con el derecho de hacer cosas que no tengo que hacer, de sentir cosas que no tengo que sentir. Pero dime tú, ¿cómo controlo lo que me golpea en el corazón cada vez que te tengo cerca y no soy tu compañera? ¿Cómo controlo estos celos que no debería sentir porque no me corresponden? Porque, ¿Qué estupideces estoy diciendo? ¿Qué son todas estas cosas que estoy sintiendo? No tienen ni pies ni cabeza, no tienen manos, no tienen ojos, no tienen sentido alguno. Son solo imaginaciones de una mente demasiado infantil para asumir que el camino que quiere tomar no es el que le corresponde, como una niña que busca abrir la puerta a una habitación a la que se le ha negado la entrada, porque aún no tiene la edad para ver lo que hay detrás de ella. Y esa niña, esa niña que soy yo, lucha por convencer a los demás y por convencerse a si misma que ya tiene edad, que tiene derecho, que quiere descubrir el mundo y sentir todo lo que le han prohibido sentir; y probar todo lo que le han negado. Pero ¿Qué se puede hacer? Nadie escucha a una niña caprichosa, que busca por todos los medios conseguir sus objetivos, una niña mimada que quiere saberlo todo, que quiere conocerlo todo porque se cree con todo el derecho; pero no lo tiene, y no se convence y se frustra y se siente sola en un mundo en el que todos parecen conocer lo que ella desconoce, en el que todos saben lo que es sentir lo que a ella le han prohibido. Y entonces me veo aquí de nuevo, delante, ya no de un papel, si no de una pantalla fría y silenciosa, rodeada de aún más silencio, escuchando solo el vacío teclear de cada letra que se palma. Escribiendo, para no dejar de oír un ruido, para no sentirme tan sola, para sentir que no está todo tan vacío. Y como siempre me desvió del tema que quería tratar, me desvió del verdadero significado de todas estas palabras que parecen no tener ninguna conexión la una con la otra; solo para tratar de entender que es todo esto que siento cuando lo veo a él, de pie frente a mi, silencioso y sonriente; convenciéndome que todo va estar bien. Y le creo, cuando estoy con él de verdad creo que todo va a estar bien, pero cuando se va, ¡Dios! Lo echo tanto de menos… Se me ha hecho necesario tenerlo cerca, se me ha hecho necesario escuchar su voz, sentir sus abrazos, oír su respiración. Me basta… me basta con saber que esta conmigo, aún solo como amigo; me conformo con tener que luchar contra estos celos que me invaden cuando lo veo junto a otra, me aguanto porque me conformo con tenerlo a mi lado, me basta con saber que está conmigo, a pesar de todo y a pesar de nada. Solo espero que esto más tarde no me pasé una cuenta demasiado alta, una cuenta que no pueda cancelar ni con todos los ahorros de mi vida. Lo único que espero es que esto no termine mal, que las cosas están demasiado bien y demasiado mal como para poder explicar con palabras simples todo lo que me está pasando por la cabeza. Ahora solo puedo mirarlo y aguantarme las ganas enormes que tengo de abrazarlo a cada momento y de exigirle que me proteja, de no permitirle que me deje sola ni un solo instante, de pedirle que me quiera tanto como yo lo amo, que me miré con los ojos que yo lo miro… Pero no puedo pedirle tanto, ya mucho a hecho por mi, y debe bastarme y debo aguantarme; debo controlar esos celos, debo olvidarme de lo que siento, debo anular mis ganas irracionales y pensar con la cabeza; dejar las cosas como están, y no decir nada de nada. Guardar silencio y reír por cualquier estupidez, para evitar que se me note en la cara esa necesidad enorme de exigirte todo lo que no tengo porqué exigir, porque no tengo derecho, porque no es algo que pueda hacer… Y cierro los ojos e intento dormir sin pensar en ti, me tiendo sobre mi cama buscando otras imágenes diferentes a tu rostro y aunque pretendo dormir con ideas de un pasado distinto que tuvo otras caras y tuvo otros tiempos, siempre, sin proponérmelo, te encuentro en mis sueños. Y despierto nuevamente con la sensación de necesitarte y la inmensa necesidad de tenerte a mi lado, solo para mí, porque soy egoísta y no quiero compartirte, porque soy como una niña con su pertenencia más preciada, esa que no le presta a nadie… Pero sé que no tengo derecho, sé que éste vínculo que nos une hoy, mañana puede que no exista y debo aprender a vivir con eso, y debo aceptarlo porque es mi deber, porque, aunque no quiera, debo crecer…

No comments: