Friday, September 16, 2005

0_0 / PaLaBrAs De AnTaÑo \ 0_0



Hace unos días atrás, ordenando mis cosas antiguas, hallé una de tus cartas, de esas que me escribiste cuando todo era bello entre nosotros.
Y aún sin quererlo, volví a leerla, como si acabase de recibirla hace unas horas. La tinta parecía tan fresca, como si estuviese recien escrita... y las palabras se sentían tan dentro...
No pude evitar liberar lágrimas de trsiteza, lágrimas de nostalgia; y sentí unas ganas inmesas de tenerte junto a mi y abrazarte eternamente.
Tan reales sentía cada palabra en el momento que recibí esa nota y tan vacías parecían ahora que estabas lejos, que no quise seguir escuchando mis pensamientos y llené de ruidos y sonidos mi vacío.
Pero a pesar de todo eso seguía oyendo el murmullo de esas, tus palabras de antaño, el susurro de un viento de recuerdos que ya estaban demasiado lejos.
Y me rendí, me rendí entonces al sentimiento de trsiteza que embargo mi alma y mi corazón; ya nada podía detener esa abalancha de penas que caían sobre mi.
Me dejé aplanstar por ella, y yací muerta bajo ella, hasta que, después de dos años, un rayito de luz traspaso toda esa fría nieve de dolor e indiferencia. Una palabra, un aliento, una mano cálida que quería protegerme de todo ese frío; un amigo, un compañero, un nuevo amor que venía a rescatarme.
Cerré entonces los ojos y me entregué a sus brazos, más cuando los abrí nuevemente, no existía, ya no estaba; solo me quedaba el tibio abrazo de mis sábanas.

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